viernes, 23 de septiembre de 2016

Conversaciones con la madera

Hablando de cenizas,
¿cómo va Ángel?
No sé, pocos meses,
ya ves, el tiempo es breve.
Vaya zapatos,
y qué camisa;
hablando de miseria,
¿qué libro lees ahora?
No leo libros,
yo paso las horas,
no las páginas,
y palpo la negritud del techo,
ambos árboles muertos.
¿Qué pasa en España?
Volvamos mejor a mi techo:
mil hilos decoran su superficie,
de memoria los conozco,
así no preciso de reloj:
cuento el tiempo en palmos
y en aullidos.
Eres apestoso,
pero dentro de cien años
quién no.

Ángel, la apariencia,
España, mis lecturas y mi aburrimiento
a oscuras
se disparan y se ríen
y se mueren y se disipan
mientras palpo,
con ternura,
la lámina de leña
que silencia mis latidos
sordomudos de nacimiento.